Nada cambia, me levanto en la mañana y me preguntó, ¿valdrá la pena vivir o debería suicidarme? Estoy harto de ser pobre, de que nadie lea mis letras, y pasar como un fantasma por esta inmensa ciudad. Ninguna chica linda se fija en un pobre diablo como yo, ellas buscan dinero, lujos, viajes, alguien que las trate como reinas, pero hoy nadie puede aspirar a vivir como un rey, por eso ya no les interesa formar un hogar, ir a tomar un helado, salir a caminar o platicar, ya sabes cosas simples que antes solían bastar. Pero no las culpo, ni ellas se han dado cuenta, pero hemos sido manipulados por un sistema materialista y consumista, todo va tan de prisas, sus expectativas son surrealistas, y para los hombres también la vida cada día es más difícil. Nada cambia, solo el precio de las cosas en los supermercados, y el cheque sigue llegando igual, no veo cambios, todo sigue igual.
Nada cambia, solo que ahora más que nunca, vales lo que traes en tu billetera, el auto que manejas, o el número de seguidores que puedas llegar a tener en una red social. Nada cambia, prendo el televisor y veo a dos tipos debatir, pienso en un principio que estoy viendo un programa de risa, de esos que hay los domingos por la tarde, pero no, son los dos sujetos que se supone desean dirigir a un país. Me da pena ajena, la poca seriedad de estas personas, ahora entiendo tantas cosas, son solo unos títeres, nos quieren tratar como a unos niños pequeños que no entienden nada, pero vemos todas sus tonterías, y las sufrimos, porque sin su ayuda hemos tenido que madurar, la dura realidad nos ha obligado a ello, no veo cambios, todo sigue igual.
Nada cambia, elijo otro canal para ver los medios de información, o más bien de desinformación, nos bombardean con noticias favoreciendo y maldiciendo a uno y otro, esa diatriba de crear un héroe blanco y un villano negro, latino o ruso me suena más a cuentos desgastados de Hollywood, si a cuentos que ya nadie cree, pero se les olvida que una boca con hambre no tiene oídos. Mejor apago esta basura, no veo cambios, no todo sigue igual.
Nada cambia, todo sigue igual, ya juró sobre una biblia un presidente negro, y nada cambio, ocho años donde se convirtió en un gánster de traje más. Gracias a él ningún criminal de Wall Street piso una cárcel, ninguno.
Nada cambia, me encantaría volver a cuando éramos niños y jugábamos, pero las cosas cambian, ahora debo afeitar mi rostro, ir a trabajar y llenar el refrigerador de mi casa, soy el hombre de la casa, y ese es mi deber.
Nada cambia, me subo a mi auto, un día más para patrullar la ciudad, entro al vecindario de mis hermanos afroamericanos, y me duele ver, como los hicieron adictos a la hierba, para tenerlos dominados, si dominados, una mente perturbada, no entiende su realidad. Luego entro con mis hermanos latinos y veo lleno de migrantes las calles, todos lo saben, les meten el miedo a que los puedes deportar, y como gratitud por dejarlos aquí, más duro van a trabajar, son las hormigas necesarias para llevar la comida al nido, hay una reina insaciable en la colmena que hay que alimentar, no podemos parar.
Nada cambia, pongo música buscando escuchar algo bueno, pero nada cambia, las letras de las canciones cada día huelen peor que un sesto de basura, si apestan, los artistas solo hablan de sexo, drogas, armas, dinero, fiestas, no salen de eso, son voces vacías. A muchos les da miedo hablar de la verdad, como viven favorecidos de un estilo de vida que la misma gente les da. Se les olvida que también es su responsabilidad exponer lo que está pasando, todos ellos ven esto que estoy diciendo, pero nadie tiene el coraje de decirlo, han traicionado a quién suelen dar gracias.
Tenemos que hacer un cambio, es hora de quitarle el poder a aquellos que no han sabido dirigirnos, esta batalla no necesita armas, esta revolución es de conciencias, decir hasta el cansancio que el humano vale más que el dinero, si, valemos más que producir sin descanso. Es tiempo de que como personas empecemos a hacer unos cambios, estamos encerrados en nuestros mundos, somos una sociedad unida en cuerpo, pero ausente de corazón, es tiempo de encender el corazón, sí, el corazón.
En mi ciudad vi muros pintados de sangre por doquier, mirabas los casquillos en el suelo y decía MADE IN USA, como a mi amigo Iván, que lo mataron solo por estar a un lado de alguien a quien iban a matar, o a Brian que lo fusilaron en un vecindario cerca de mi casa junto a otros seis más, y su sangre quedo esparcida por la pared, tenían apenas 19 años. Nunca olvidaré a Adelmo, mi gran amigo de universidad, mención honorífica, un ejemplo de estudiante, dos disparos cuando se bajó a comprar unas cosas, y jamás volvió a respirar. Y yo mismo, el día de mi secuestro, un 31 de marzo de 2010, el día que volví a nacer, contra mi voluntad fui al infierno, no hay nada que me pueda matar, porque yo ya estoy muerto, he venido del más allá. Me dijeron no hagas denuncias, porque tenemos policías que nos dirán si lo hiciste, mataremos a tu familia, fue lo último que pude escuchar.
Nada cambia, tengo que ser fuerte me digo, mientras veo mi cuenta de banco y el saldo es negativo, debo lo que no he ganado. Tengo que ser fuerte no puedo huir, ya estoy aquí, dice mi voz interior, esta es tu misión, aquí ya no existe lugar para mirar el color de piel, soy mexicano, latino, afroamericano, soy blanco, un ser humano que sufre y siente como todos los demás. Vine desde lejos, a vivir lo mismo que todos ustedes, ni yo mismo sabía a que venía, solo quería que mis letras fueran escuchadas, sí, leíste bien, escuchadas.
Tenemos que hacer cambios, nos peleamos por el síntoma y no atacamos la enfermedad, aprende a verme como un hermano en vez de dos extraños distantes, esta lucha de sexos, hombres contra mujeres es solo una bola de humo, de algo más importante que tratan de ocultarnos, sí, la gente que controla el sistema, los dueños del circo.
Hicieron enojar a este escritor, cerrándole una y otra vez la puerta, no dándole su lugar, y ahora lo van a pagar, les tocará sentarse y escuchar, mis letras son mis armas, las más grandes batallas se han ganado sin siquiera haber usado una sola bala. Y se los vengo a demostrar, no soy uno más, soy la voz de los que no saben hablar, soy una bomba de letras antes de estallar, ahora les tocará escuchar todas sus letras, sí escuchaste bien, leer. Ahora les diré toda la verdad, no les bastará con cerrar sus ojos, o taparse los oídos, pues voy a tapizar las paredes de esta gran ciudad. Guerra anunciada no mata soldado dice un viejo refrán.
Nada cambia, manejo por las calles del centro de la ciudad, paso por la zona de los barrios bajos y veo zombis pidiendo la siguiente dosis, se ve en sus ojos una muerte lenta, que no han podido lograr. Pero no son los únicos zombis por aquí, a cada quien le crean una droga, a unos los atrapan por móviles que no los dejan ni respirar, viviendo a través de una pantalla, señoritas preocupadas por estar publicando todo lo que hacen como señal de ansiedad social, adictas a una desmedida de aprobación, no se dan cuenta que justo eso les está impidiendo tener relaciones funcionales sanas, están viviendo una vida de mentiras a través de una red social, donde pueden fingir una vida que no llevan, pero en las que les gustaría estar. Entro a pedir algo de comer, a una cadena de comida rápida, y veo que a los adictos a la azúcar aquí les tienen su droga, coca-cola y fastfood muerte rápida querrán decir, intentos de comida que no nutren, pero llenan los hospitales de enfermos diabéticos. No veo cambios, todo sigue igual.
Nada cambia, bueno sí, pero para mal, estamos viviendo una ansiedad social, en un estrés colectivo, hay recursos, pero solo sube el dinero, pero baja a cuentagotas. Esos artistas que alardean en sus redes sociales sus estilos de vida pomposos, pero cada vez la gente menos los idolatra, porque la gente ya no busca ese tipo de ídolos, son solo maniquís sin almas, sus letras son escritas en papel de baño, que hay que desechar. Mientras sigan personas comprando esa comida barata, seguirán existiendo puestos en las esquinas, no veo cambios por más que miro a todos lados, todo sigue igual.
Nada cambia, llegó después de una jornada dura, tomó mi celular y veo puro contenido basura, mujeres desnudándose por un par de monedas, entras a su página azul, y no paran de enviarte por mensajes privados videos, 20 dólares es el precio, actualizo la página y ya me han llegado otros 4 más, voy por un vaso de agua, y al mirar de nuevo ya en total me están pidiendo más de 200 dólares, ¿quién las va a parar de robar?, sí, de robar. No se dan cuenta, están haciendo adictos a la pornografía a hombres jóvenes, a costa de robar su dinero, si robar. Las monedas se volvieron en unos minutos en billetes de cien, creas un adicto para luego tenerlo allí de tu esclavo, vendiéndole la fantasía de que algún día te tendrá. No veo a nadie regulando la industria del porno, no veo cambios, todo sigue igual incluso peor. Pobres mujeres, buscando caminos fáciles, desde que se puso de moda desnudarse por un par de monedas, llevar puesto el vestido de la dignidad, es un lujo que ni todo el dinero del mundo podrá comprar. Han encontrado caminos fáciles, pero por su inexperiencia no ven que van a hacía un precipicio, toman la recompensa inmediata, y empeñan el fruto del mañana. Son solo maniquíes usadas por una industria despiadada, que las exprime hasta dejarlas sin aliento, empujándolas a crear escenas cada vez más enfermas y denigrantes, ya sabes los adictos cada vez piden drogas visuales más fuertes, para calmar el síndrome de abstinencia.
Nada cambia, la segregación racial ahora se volvió geográfica, dime tu código postal y podré saber, si serás rico o pobre el resto de tu vida, si serás ladrón o el próximo magnate de revisas. Solo eso necesito para saber tu color de piel, tu salario, y hasta el nombre de tu religión. Entre más pobre es la gente, y más marginal es el barrio, más estará plagado de iglesia, ya sabes el evangelio ese que dice que no importa mejorar en esta vida, al cabo ya está perdida, mejor preocupémonos por la vida en el cielo, porque debemos ganarnos un boleto, sino no seremos dignos, eso dicen personas que gritan en la esquinas, yo solo veo gente psicótica, sufriendo la vida actual, igual que todos, pero su placebo es un libro que te dice como vivir, manuales de vida para gente perfecta, en un mundo lleno de imperfectos, bendita confusión, en fin no veo cambios, todo sigue igual.
Tenemos que hacer un cambio, es hora de quitarle el poder a aquellos que no han sabido dirigirnos, esta batalla no necesita armas, esta revolución es de conciencias, decir hasta el cansancio que el humano vale más que el dinero, si, valemos más que producir sin descanso. Es tiempo de que como personas empecemos a hacer unos cambios, estamos encerrados en nuestros mundos, somos una sociedad unida en cuerpo, pero ausente de corazón, es tiempo de encender el corazón, sí, el corazón. Ya lo digo Bukowski antes de morir, la esclavitud nunca se abolió, simplemente se le agregaron más colores, al controlar nuestros ingresos. Se nos quitaron las cadenas, para cambiarlas por tarjetas de crédito.
A esos beneficiados del sistema, por tener talentos por encima de la media, artistas, empresarios, líderes, deportistas, y todas esas personalidades que salieron desde abajo, esta cultura promueve el ser individualista, pero no. La sociedad es más importante que el individuo, no se trata de ti, no eres el protagonista de la humanidad, es tu responsabilidad social, regresar de donde vienes, y ayudar a tu gente, porque la cima de la fantasía del éxito, es un lugar muy solitario, que termina por matarte.
Y ya para terminar, nada cambia, solo veo que traen a la mesa peleas sin sentido, confrontándonos los unos con las otras, hombres contra mujeres, para desviarnos de los problemas importantes, la desigualdad económica, en pocas manos se queda el dinero que por sentido común debería de tocarle a muchos más. Eso sí deberíamos estarlo discutiendo, y peleando en redes, pero no, nos perdemos en pláticas y debates estúpidos. Se burlan de nuestra inteligencia, porque nos creen tontos, pues sí, muchos lo son, pero no por gusto o decisión propia, sino por adoctrinamiento del sistema. Debería darte verguenza ir a la cama a dormir, teniendo montañas de dinero acumulado, y saber que gracias a ti, hay millones que no comerán dignamente.
Cada día, el rico es más rico, y el pobre, es más pobre. Nada cambia...